QUERIDA ALMOHADA
A ti, que me acaricias el rostro.
Que me sientes la yugular sin respirar,
que me oyes sin palabras mediar.
Querida almohada,
te he venido a recitar:
Por favor, no me vengas a reprochar.
No podré soportar
que alguien más me vaya a rechazar.
Solo tú me puedes consolar,
en esta noche que sólo consigo hablar.
[olvidándome por completo de inhalar y exhalar]
Oh, querida Almohada:
¿Por qué no me habías dicho que te ibas a jubilar?
Ahora qué será de mi cabello húmedo,
mis lagrimas y demás.
¿No puedes cancelar?
¿O está decidido?
Me vas a dejar.
En ese caso, sólo el bien te puedo desear.
Que quien te reciba,
sepa abrazar
en lugar de solo rogar
hasta acorralar.
Querida almohada, a ti siempre te voy a pensar.
De ti, me voy a acordar.
Al despertar y para descansar.



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