QUERIA QUE TE QUEDARAS
Quería que te quedaras en mi cabeza.
No que fueses realidad,
porque todo es más fácil cuando te vas.
Culpo a tu perspicacia,
por invocar el acentuado color rosa de mis mejillas.
En parte también culpo mi ineficacia
para el control de estímulos.
Quería que te quedaras cual frase amarradora;
De esas que citas sin saber el nombre del autor y le dices ‘’anónimo’’.
Inútiles mis intentos,
tu rebeldía -o llamémoslo persistencia-
prefirió sinónimos,
de los que ves por todas partes y rara vez olvidas.
Te quedaste con el olor de mi almohada,
el color de mi labial favorito en tu taza;
mis fotografías favoritas,
y ni hablar de cada una de mis ideas para ‘’protagonistas
ideales’’.
Te quedaste en mis planes.
Y ahora eres todo eso.
Siempre con tanta soltura,
escondiendo la armadura
ante la irremediable maldad del mundo,
y sin aceptar la vulnerabilidad…
Esa que tienes,
que es (para mi) imposible vetar.
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