¿Por qué no?

Por hoy esta bien, me dije. Sabiendo que aún faltaba más exigencia para finalizar mi día. Apenas comenzaba.

Baje la cremallera de mi chaqueta antes de insertar las llaves en la puerta principal y desnudarme frente al espejo mientras buscaba una toalla o calentaba el agua. No era posible [al menos en mi cerebro] hacer sólo una actividad. Además, teniendo la casa sola, ¿por qué no liberarse un poco?

Había olvidado lo que era estar solo. Se siente magnifico. Hasta que realmente lo estás. Y te desmoronas. Los pensamientos viajaban a mi corazón como misiles que acaban por atacar sólo el subconsciente.

Humedecí mis hombros primero y solté mi cabello. Logré sentir como mi cuerpo se estremecía tan sólo al sentir las hebras de mi dorada cabellera. Se acabó la tensión. Comienza otro ciclo. Ya todo es diferente al salir del baño –me repetía.

Sólo faltaba complacer una petición por una mañana de plenitud; música. Así que, tuve el honor, reproducir mi favorita playlist y cerré los ojos sin pensar en el tiempo.

Fue lo mejor que pude hacer, dejarme llevar por el agua. Comencé a creer en las imágenes que se comparten en redes sociales promoviendo el amor propio y la lectura, sólo faltaban velas y canela para callar todos mis pensamientos y sentir lo afortunada que era.

Por suerte habían un par de velas, aunque no eran aromáticas, iban perfectas. Permanecí por al menos cinco minutos sumergida en la bañera, quería repetirlo. Quería ser una sirena. Recordé que hasta las sirenas tienen cosas por hacer; una vida que vivir, errores de los cuales aprender y decidí salir de la bañera. Saqué mis pies, cercándolos con una toalla en el suelo por cultura familiar y finalmente me miré al espejo, sabiendo que no tardarían en llegar mis familiares.

Me dije:

-Ámate, que te quiero. Prométeme volvernos a ver y volver a sentir que el tiempo no existe. Aunque te pierdas, no te olvides.

Comentarios

  1. ¡Hola, Anindeleble! ¡Íntimo y hermoso! ¡Gracias por compartir!

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