Por las alas que partí.


Fracaso,

Lee mis labios: No más.

Sí, hay quienes se dan por vencidos. Los veo por docenas. Me recuerdan la importancia de los riesgos, de tomar decisiones, de no rendirse. Me recuerdan que no es lo mismo cerrar los ojos para sentir el sol en el rostro, que acostarse con el alma llorando.

Porque no es lo mismo decir: te amo después de haber llorado un hasta luego -sabiendo que significaba adios-;

Porque no es lo mismo: querer abrazar a permitir ser amado;

Porque no es lo mismo: la voluntad y el deseo;

Con dolor y alegría,
cual colibrí,
necesitaba elegir:
alguna forma
apasionada de vivir.

Qué bonito es, ahora que lo discerní: siempre trato de compartir.

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