Una, otra y otra vez.
<<No quiero sentirme como vago, aunque tengo
sueño>>, pensaba Fellaini mientras mantenía su autocontrol y se levantaba.
La noche anterior había estudiado seis horas. Estudiaba derecho y cursaba el último
semestre. Después de estudiar, no satisfecho, quiso culminar actividades que, según
él, le correspondía. Tales como
organizar su habitación, escribir, salir de compras y después leer para
finalmente descansar.
Fellaini se quedaba dormido con el rostro
hacia arriba, mirando el techo de su casa. Al abrir los ojos giró su cuerpo hacia
abajo, dejando su mano derecha bajo la almohada en la que posaba su rostro. Arregló
la cama al desocuparla, escogió lo primero que consiguió en sus gavetas y fue
al baño; se duchó y se cepilló los
dientes en la ducha. Volvió a su habitación para vestirse y trapear el baño. Una
vez arreglada la cama y haber salido del baño, fue a la cocina a preparar su desayuno
y el de Buffon, su Mastín Napolitano de
color gris.
Agradeció a Dios por permitirle estar en compañía
con su perro que estaba punto de morir un mes antes de estar preparándole el
desayuno. Fellaini compró a Buffon cuando cumplió dieciséis años;
transcurrieron siete años desde entonces.
Le sirvió su perrarina, incluyéndose el
medicamento. Mientras este comía, Fellaini cambiaba su agua y buscaba su cadena
para pasear al can. Permaneció paseándose solo un cuarto de hora. <<Este
perro si mea>> dándose cuenta por milésima vez que Buffon era un macho y
que quería ser dueño del mundo para marcar territorio. <<Si fuera más
grande que el mundo apuesto que lo orinaría>>. Volvió a casa y dejó a
Buffon en el patio, busco su café y finalmente salió de casa para volver luego.
Abrió la puerta de su carro, se subió, cerró
la puerta, encendió el auto y asimismo el aire acondicionado. Ya conduciendo
reprodujo un audio libro pirateado en su pendrive. Escuchaba a Erich Fromm antes de llegar a la
universidad.
Entró a clases y la Sra. Leaj estaba ocupada,
pero no con esa clase. Pidió permiso para entrar a su clase y solo sus colegas
le respondieron. Tomó asiento y sacó su laptop para finalizar la tesis. La Sra.
Leaj pidió sus trabajos asignados, él lo entrego y se retiraron de clases. Fellaini
quedó disgustado, pero aun así se fue una hora después de haber llegado.
Tomó su
celular, buscó un contacto y acordó con un cliente para verse y resolver un
caso lo antes posible. El caso estaba en sus manos, así que primero le escribió
un mensaje de texto. Su cliente solía estar muy ocupado, por lo que no era
conveniente llamarlo sin antes avisar. Escribió siendo breve: “Buenos días,
Jorge. Cuente conmigo para resolver el caso. Llámeme cuanto antes posible” y lo
envió. Ganaría mucho dinero con ese cliente. <<Tendría una mejor vida con
este trabajo>>, pensaba con los ojos iluminados.
Jorge respondió
y acordaron verse al día siguiente en el
Cafetín cercano a la quinta de Jorge.
Al día
siguiente hizo lo mismo, pero sin sentirse agotado y sin emprender el camino
hacia la universidad. Faltaba un día para presentar su tesis, pero quería dinero.
¿Qué tanto tiempo invertiría en una conversación sobre un caso para acordar el
precio y luego ir a su casa para finalizar los estudios respectivos a la tesis?
No sería mucho, se respondía. Pensó que no había nada que él no pudiera hacer
en un día.
Salió en
su camioneta, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en el Cafetín. Vio a Jorge
sentado y lo saludo con un apretón de manos. Tomo asiento después de que Jorge
se lo indicara y este pidió atención de una camarera; pidió dos tazas de café. Él
era alguien con dinero, pero sencillo. Tampoco había necesidad de ir a un lugar
llamativo para hablar de un caso, para Jorge era innecesario y lo innecesario
era estúpido, al menos ahora era así. Comenzó a relatar lo que había sucedido:
El había robado y lo aceptaba, pero sabía que ahora que había llegado a confesárselo
a su hermano, él estaría involucrado. Quienes robaron con él lo estaban persiguiendo
y con quien hablara del tema corría peligro. En ese momento Fellaini se asombró,
pero mantuvo la calma. No quería terminar como el hermano de Jorge, él había estudiado
para ser abogado y no habría razón para que saliera mal el caso. Se retiró y
acordaron volverse a ver el fin de semana.
Al llegar a
su casa, Fellaini inició el caso buscando manipular a los jueces para confesar
y así dejar libre a Jorge. Esa misma tarde llamo a otros de sus contactos y amplió
su perspectiva del caso. Consiguió alguien para conseguir a quienes
persiguieran a Jorge para involucrarse en el asesinato del hermano. Mataría
dos pájaros con una sola bala y solo tendría un mes para resolver el caso. No había
nada que no pudiera hacer.
Presentó su
tesis tranquilamente y regreso a casa para continuar con el caso. Festejarían después
de culminar con la presentación de tesis, pero el único que no estaría seria
Fellaini que trabajaría en casa.
Llego a casa
y Buffon no estaba en el patio. Esto lo estremeció y solo pudo recordar que
Jorge le había advertido de eso; estaría involucrado. Quiso mantener la calma, así
que salió de su casa y pregunto por Buffon, pero ninguno de sus vecinos respondió.
No dudó en llamar a Jorge para comentarle, pero Jorge estaba ocupado. Comenzó a
imaginar su vida sin Buffon y la melancolía invadió su cuerpo. Volvió a su casa
y oía a Buffon ladrar, pero no sabía desde donde. Se acerco a la ventana y noto
que estaba en el patio de su vecino. Decidió ir.
-Buenas tardes, vecino. Preguntare por
segunda vez, porque ya pregunte en toda la parcela: ¿Buffon está aquí o lo ha
visto?
-No, y ya te dije que no está.
-Acabo de verlo y oírlo ladrar. –Esperó que
su vecino afirmara, pero no lo hizo- Hace más de seis años que Buffon es mi
perro, así que reconozco su ladrido.
-¿Crees que me conmueves con la ridícula historia?
Porque eres abogado crees merecer respeto. –Este le da la espalda y se marcha.
Fellaini se
dejo llevar por un impulso. Gritó: “Buffon, Buffon” y fue entonces cuando Buffon volvió a ladrar.
Su vecino volteó nuevamente y sorprendido cerró las puertas. Quiso pasar a
Buffon para que ningún vecino llamara a la policía, pero ya era tarde y
Fellaini había marcado el número de la policía. No sabía cuánto tardarían, así
que Fellaini quiso intentar entrar a su patio, sabiendo que eso implicaría un
cargo legal, pero su vecino también sería denunciado por allanamiento y por
quitarle a su perro.
Quiso subir rápidamente, pero no pudo por
la altura. Busco una escalera en su casa y cuidadosamente logró llegar al jardín
de su vecino. Buffon lo olfateo y comenzó a ladrar. Rápidamente Fellaini se escondió
y noto que su vecino echó un vistazo como resultado a los ladridos de Buffon.
Ya había oscurecido, no le costaba esconderse.
Su celular
sonó. De nada le sirvió haber visto escenas del crimen en Investigation Dicovery, no dejo el celular y esto le preocupaba. No
podía responder porque su vecino saldría y Buffon armaría un escándalo. Jorge
lo había llamado y volvió a llamar, hasta que dejo un mensaje:
“Tu colega
me llamó diciendo que a ti también te han seguido. Dice que tu vecino es uno de
ellos, ten cuidado. No te acerques tanto a él.”
Fellaini
estaba frito. Ya había cometido un crimen y estaba cerca de un cómplice de un
posible asesino. Las escaleras estaban al otro lado del jardín, por lo que no
ideaba como salir sin ellas. Pensó en esperar a la policía, pero era inseguro.
Sinceramente no sabía qué no era inseguro.
No tenía mucho tiempo, por lo que decidió enfrentar
al sujeto. Primero aventó una roca hacia la casa sin que el sujeto se
percatara, con la intención de que Buffon ladrara y que el vecino saliera de la
casa a echar un vistazo. Así sucedió. Atravesó la misma ventana en la que había
aventado la roca y opto por ir rápidamente a la cocina por un cuchillo. Sabía
con quién estaba tratando, pero tampoco quería que se saliera de control; él sabía
de leyes, no de supervivencia.
El sujeto regresó a su casa y parecía no notar que ahora eran
tres. Buffon se inquieto e iniciaron los ladridos, pero ahora con más fuerza.
Fellaini se inquietó también y quiso salir de casa, pero ya estaba adentro con
un cuchillo en la mano y su perro ladrando no lo ayudaría (ese pensamiento
tampoco ayudaba).
Pareció
llegar la policía. Su deducción se basó en las luces de la camioneta que conducían
los oficiales. <<Bien, solo tengo que salir y podré contar lo que sucedió
con detalle. Tengo la prueba del mensaje>> Por lo que decidió llamar a
Buffon.
Lo llamó
y se mantuvo en guardia con el cuchillo. El sujeto no era sordo ni ciego;
Buffon se acerco a su dueño y su dueño salió con el cuchillo. El sujeto parecía
tener un plan, porque no bajaba la guardia. Tenía un arma de fuego. Fellaini se
acercó con mucha rapidez, Buffon brinco sobre el vecino y este le disparo en la
pata trasera. Fellaini perdió el control y no quiso hacer más que apuñalar al
sujeto que había herido a su perro. Lo hizo primero en la pierna y este le
disparo, pero Fellaini no se detuvo, lo hizo una, otra y otra vez en diferentes
lugares de su cuerpo. Su brazo se agotaba y el oficial al oír los gritos allanó
la casa, viendo que el único asesino era
Fellaini.
Una vez que abrió los ojos y observó el
resultado de su primer impulso, se sintió asqueroso. Su propósito como abogado
era combatir el crimen, no involucrarse al punto de convertirse en asesino. No sintió
venganza alguna; ya había matado a un hombre y la venganza había muerto con él.
Solo que, a diferencia de él, Fellaini si estaría en la cárcel pensando en lo
que pudo ser y no fue.
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